Blog DANA BROSS
- Los secretos de la terapia efectiva.
Me gustaría hablaros de la esencia terapéutica de los diagnósticos y los tratamientos que realizo en la clínica. Algunas de las personas que acuden a mí, previamente han visitado a algún médico y no han solucionado sus problemas de salud.
Sin duda alguna, una paciente con una preocupación, un síntoma o una patología, va más allá que un diagnóstico que surge tras algunas preguntas y algunas indicaciones. Como suele suceder en consultas médicas, dos personas totalmente diferentes pueden entrar en una consulta con los mismos síntomas, y saldrán con la misma receta. ¿Un tratamiento estándar y protocolizado es suficiente? ¿Todos somos iguales? ¿Que el cuerpo de una persona se manifieste igual que el de otro, quiere decir que el problema tenga el mismo origen?
El ser humano es muy complejo, el cuerpo de cada persona realiza muchísimas funciones biológicas que se pueden ver afectadas de diferentes maneras por diferentes causas, lo mismo sucede en el sistema nervioso o emocional, a nivel esquelético-muscular y energético. A la vez, estos cuatro aspectos, como ya os he comentado alguna vez, están totalmente vinculados.
Os lo explicaré a través del ejemplo de la flexibilidad, un concepto del que hablamos hace unas semanas: Las personas que sufren dolor tienen rigidez, tanto física como psicológico y pierden energía, sintiéndose agotadas y frustradas. También sucede al contrario, si nos sentimos estresados, tensos y no abrimos nuestra mente, nos volvemos rígidos afectando a nuestra musculatura lo que produce consecuencias en nuestra bioquímica.
La calidad terapéutica reside en que cada persona es diferente, del mismo modo que cada persona tiene diferentes gustos, las vivencias afectan a cada uno de una manera determinada o a unos le sientan mejor o peor algunos alimentos. Todos somos distintos, diferentes situaciones pueden producir desequilibrios en nuestro organismo y producir un mismo síntoma siendo causas muy distintas.
Por ello, en la clínica me dedico a cada paciente el tiempo que sea necesario, es fundamental una buena comunicación para comprender al paciente, una vez el paciente y yo estamos en contacto, el diagnóstico y el tratamiento son totalmente personalizados, comprendiendo a la persona como un TODO y teniendo en cuenta los cuatro aspectos del ser humano.
“No curamos enfermedades, sino personas enfermas o que quieren cuidarse y prevenir la enfermedad”.